Los campesinos y las campesinas de ECVC que participan en las Jornadas Agroalimentarias de la UE (EU Agri-Food Days) y el Diálogo Política de Jóvenes envían un mensaje claro: el acuerdo UE-Mercosur es incompatible con los objetivos de relevo generacional y de precios justos para las personas agricultoras. El proceso antidemocrático para forzar las negociaciones del acuerdo UE-Mercosur socava todos los demás procesos de la política agroalimentaria, incluido el Plan de Acción para el Relevo Generacional y las nuevas propuestas sobre la OCM y la Directiva sobre prácticas comerciales desleales (UTP por sus siglas en inglés), señalados como prioridades agroalimentarias por la Comisión.

La Comisión Europea se ha mostrado reacia a aplicar estas prioridades en lo que respecta a la política comercial de la UE. A pesar del estatus especial de la alimentación como derecho humano, las personas campesinas y la agricultura están siendo utilizadas como moneda de cambio dentro de los acuerdos multisectoriales de libre comercio, sacrificados en beneficio de otros intereses y actores.

En particular, para abordar el relevo generacional, la Comisión debe alejarse de su narrativa de competitividad para abordar los obstáculos actuales clave para los jóvenes que quieren instalarse en la agricultura, incluido el acceso a la tierra para iniciar la actividad agrícola y la posibilidad de ganarse una vida digna con esa actividad. Sin embargo, la posición de la Comisión sobre el acuerdo UE-Mercosur va totalmente en la dirección opuesta.

Como subraya Paola Laini, responsable de la Articulación de Jóvenes de ECVC: «La competitividad no puede ser una prioridad incuestionable en la política agrícola de la UE si queremos lograr el relevo generacional en el sector. Necesitamos acceso a largo plazo a la tierra y los territorios rurales, necesitamos más granjas agroecológicas y más pequeñas en las que los jóvenes puedan ganarse la vida dignamente y tener condiciones de trabajo justas. Incluir la agricultura en los tratados de libre comercio multisectoriales ignora todo esto y significa que los jóvenes siguen pagando el precio mientras las multinacionales se enriquecen. Ha llegado el momento de sacar la agricultura de este tipo de tratados de libre comercio e integrarla en un nuevo marco comercial basado en la soberanía alimentaria de las personas y la solidaridad entre las y los campesinos».

Además, la Comisión abordará esta semana el tema clave de los precios justos para los agricultores mediante la presentación de «modificaciones específicas» a la Organización Común de Mercados (OCM) y la propuesta de reforzar la aplicación de las prácticas comerciales desleales (UTP), para dotarla de una dimensión transfronteriza. ECVC analizará de cerca la propuesta en los próximos días para evaluar su capacidad de regular los mercados y garantizar la prohibición de comprar productos agrícolas por debajo del costo de producción. Sin embargo, no es apropiado que estas modificaciones se utilicen como una forma de distraer la atención del daño que el tratado UE-Mercosur causará a los ingresos de las personas agricultoras.

Laurence Marandola, portavoz de Confederation Paysanne y representante de ECVC en las Jornadas Agroalimentarias, ha remarcado que «el acuerdo UE-Mercosur reducirá aún más los ingresos de los agricultores, y éstos ya están luchando por sobrevivir. Necesitamos una regulación del mercado y un comercio basado en la soberanía alimentaria, y las instituciones deben abordar la política comercial de la UE como causa fundamental de los bajos ingresos de los agricultores y de la falta de relevo generacional».