Pascual, Lasagabaster y Allende: «La necesidad de planificar las energías renovables en Euskal Herria»
El Plan Territorial Sectorial de energías renovables no es un Plan porque no lo planifica. Abre las puertas a una ocupación incontrolada del territorio.
[alea.eus]Unai Pascual, Iñaki Lasagabaster y Jose Allende
Al término planificación le temen las mentalidades conservadoras, asociándolo a corrientes políticas progresistas e incluso comunistas, como hacen hoy los nuevos autoritarismos -Milei, Meloni, Orban, Aznar, entre otros-. Sin embargo, la idea de planificación sigue en buena salud, al menos formalmente. Así lo podemos observar en la política energética del Gobierno Vasco, que está desarrollando, de forma lenta y con bastante interés, los planes de ordenación del territorio de la CAPV. Estos planes parecen querer ordenar el desarrollo de la política energética, sobre todo la producción de energía basada en fuentes renovables como el sol y el viento. Ahora bien, entendemos que su principal característica es la contraria, es decir: los planes de energías renovables buscan eliminar la planificación. Veamos.
Las energías renovables tienen un gran impacto en el territorio cuando las instalaciones son a gran escala y, por tanto, ocupan grandes superficies y ocupan lugares de alto valor medioambiental y agrícola. Ello requiere de un régimen de ejecución que prescriba dicho desarrollo, según el Departamento competente del Gobierno Vasco.
«Los Planes de Ordenación del Territorio de la CAPV parecen querer ordenar el desarrollo de la política energética, si bien entendemos que su principal característica es la contraria, es decir, los Planes de Energías Renovables buscan eliminar la planificación»
La realidad del Plan Territorial Sectorial de las energías renovables (PTS) es muy diferente, como se expone a continuación. El plan contempla una serie de zonas en las que no se pueden construir instalaciones fotovoltaicas. En el resto del territorio, carta blanca. El PTS en tramitación se limita a decir que en algunas zonas se prioriza y facilita la construcción de instalaciones de energías renovables. En el caso de las instalaciones fotovoltaicas, por ejemplo, dice que no se realizarán instalaciones en zonas donde el sol no alumbre, por decirlo de alguna manera. Para comprobar cómo valora el Plan la posibilidad de construir instalaciones fotovoltaicas a diferentes escalas, es interesante analizar la tipología de espacios que establece el Plan y que define las áreas de graduación de idoneidad.
El Plan establece cuatro tipos de zonas, que se definen, respectivamente, como de alta idoneidad «las zonas más adecuadas para albergar las instalaciones»; Zonas de Idoneidad Media son «las zonas de menor idoneidad que las anteriores»; Zonas de baja idoneidad son «las zonas de menor idoneidad que las dos anteriores»; Las zonas de muy baja idoneidad son «los terrenos de idoneidad mínima» para acoger este tipo de instalaciones. Si no fuera un tema tan serio, para comentar este tipo de definiciones, recurriríamos a la ironía. El Plan no dice en qué consiste la "capacidad", por lo que difícilmente podemos dar valor a estas definiciones desde el punto de vista de la ordenación territorial. El trabajo de los autores de estas clasificaciones ha tenido que ser, sin duda, agotador.
Ante esta forma de actuar, deberíamos exigir una planificación territorial que responda a la importancia del territorio para las personas. Vivimos en y por el territorio. La primera es necesaria, pero la segunda puede llevar a la obsesión por el estricto concepto economicista de explotación "eficiente" de los recursos del territorio, poniendo en jaque la dignidad y sostenibilidad de los modos de vida de las personas que viven en él. Disponer de energías renovables "km 0" es importante para la seguridad energética, pero también preservar el territorio para lograr una transición ecosocial justa y sostenible, para lo que es necesaria una planificación.
«Disponer de energías renovables "km 0" es importante para la seguridad energética, pero también preservar el territorio para lograr una transición ecosocial justa y sostenible, para lo que es necesaria una planificación»
Si vivimos en un territorio, ¿cómo queremos que sea ese territorio? Nos interesará saber qué veremos cuando viajemos de Vitoria a Araia, o a Murgia, Treviño u Oyón. ¿Conoceremos el territorio o, mejor dicho, nos conoceremos a nosotros mismos? El territorio y dentro de él el paisaje no son elementos ajenos a nosotros, sino que forman parte de nuestro ser, de nuestra subjetividad, de nuestra identidad. El concepto de planificación no puede simplificarse como una amalgama de espacios "aptos" para energías renovables. Formamos parte de nuestro territorio y paisajes y somos conscientes de quiénes somos y dónde estamos en esa relación con el territorio, aportando seguridad y tranquilidad con la vida. Tenemos que evitar lo que pasa en algunas ciudades. La gente de los barrios de las grandes ciudades siente una gran carencia en su vida, entre otras cosas porque no conocen o sienten el lugar en el que vive.
El plan no analiza las conclusiones sobre el sector primario que supone la implantación de grandes instalaciones energéticas, quizá porque deja todo abierto. En el caso alavés resulta preocupante que no se tenga en cuenta y se analice con mucha cautela el importante tema de la provisión de bienes y servicios agrarios que afecta tanto a él como al resto de territorios vascos. Garantizar el futuro del sector agrario es imprescindible para evitar la evacuación de las zonas rurales.
La conclusión es clara. El PTS de energías renovables no es un Plan porque no lo planifica. Ya está. Por el contrario, abre las puertas a una ocupación incontrolada del territorio, alejada de una política que prevé una ocupación temporal medida y equilibrada. Por tanto, el Plan está diseñado para facilitar la implantación de instalaciones energéticas a gran escala por grandes empresas, no para dar una respuesta adecuada a las necesidades de una adecuada planificación energética por parte de los poderes públicos. El Plan tiene una concepción de la planificación como un obstáculo y no establece adecuadamente las líneas de actuación de una política energética clave para el desarrollo sostenible de nuestra sociedad.
«Garantizar el futuro del sector agrario es imprescindible para evitar la evacuación de las zonas rurales»
La falta de planes ya tiene efectos muy violentos. Por ejemplo, la empresa del IBEX35 SOLARIA ha solicitado al Gobierno Vasco la autorización para construir tres grandes centrales fotovoltaicas que ocuparían ya más de 300 hectáreas en Álava y una línea de transporte de electricidad de más de 100 km. Esta línea discurriría desde el sur de Álava hasta el norte de Bizkaia (hasta Zierbena), generando un fuerte impacto en el territorio. La capacidad de transporte eléctrico que tiene esta línea de altísima tensión es diez veces mayor que la producción fotovoltaica que generarían las 300 hectáreas. Por lo tanto, en lugar de 300 hectáreas, la empresa quiere un territorio que multiplique por 10 su negocio. Tenemos que decirlo claramente: la petición de la empresa es ilegal.