Cerramos el año 2023 con la noticia de que la Unión Europea autoriza el sacrificio de animales (pequeños rumiantes), aves y porcinos en las propias granjas,
y fortalece la línea de focalizar el sacrificio de ganado en estructuras comarcales y más cercanas posibles a la producción. Este enfoque debería posibilitar un salto cualitativo en el sentido de ir convirtiendo en cotidiano aquello que hasta la fecha era excepcional en forma de proyectos piloto.
La descentralización de los centros de sacrificio es un elemento crucial para posibilitar el cierre del ciclo de engorde de los animales, y de paso devolver a la parte productora el control de su producción también en la fase de sacrificio y poder desarrollar la parte comercial de una forma más directa.
La excusa "europea"
A nuestros gobiernos autonómicos se les está evaporando la excusa “europea” para justificar las políticas de desmantelamiento de centros de sacrificio locales y comarcales, y apostar por la centralización de los mismos intentando construir de facto una industria cárnica en clave de monopolio.
Justo el mes de diciembre hemos asistido a la denuncia de esa centralización a la baja en el precio de la carne provocada por Harakai y Eroski desde la comercialización y la distribución. Denuncia que acompañaba un amago de movilizaciones en un mes de diciembre en el que el consumo se dispara, y una semana después de que el Gobierno Vasco anunciara una nueva tanda de ayudas directas tanto a las vacas nodrizas como a las terneras/os de engorde.
Nuevamente lo más destacable de estas ayudas ha sido el tope marcado en 250.000 euros, beneficiando de manera descarada a los cebaderos de engorde más grandes e intensivos, en el que el mayor beneficiado ha sido el cebadero de Valdegovia/Gaubea (Haragi Kalitatean Aintzindari Group) ligado al propio proyecto de Harakai. Un nuevo reparto de ayudas sin ningún tipo de análisis sobre el modelo de producción dependiente de la compra de inputs externos, que parece consolidar la apuesta por las ayudas directas como antídoto en vez de enfrentar los problemas estructurales. Una muestra inequívoca de la falta de propuestas e ideas más allá de gestionar el día a día con el parche de turno.
Gobierno Vasco y la desaparición del sector productor
Es muy relevante que mientras en Asturias o Galicia se está invirtiendo en investigación para promover modelos de desarrollo de producción de carne en base a mayores niveles de forraje en la alimentación de los animales en claves de sostenibilidad y rentabilidad económica, el viceconsejero de Agricultura (Bittor Oroz) apueste públicamente por fomentar laboratorios para la producción de carne sintética como la solución al desequilibrio entre la oferta en términos de producción (ligado a la rentabilidad) y la demanda de consumo por parte de la población.
Cada vez está más claro que el actual Gobierno Vasco ha optado por gestionar una desaparición lo más dulce posible del sector productor, y todas sus ideas las deposita en el nuevo juguete alimentario del capital (fondos de inversión, especulación de los mercados, ...) para alimentar a la ciudadanía.
Afortunadamente tenemos ejemplos en los que apoyarnos y guiarnos, como es el caso de los mataderos comarcales de Sakana, Oñati, Barrundia.., ofreciendo nuevos servicios que están posibilitando mantener vivo un modelo de producción más sostenible.
Este nuevo enfoque de la UE debe servir de palanca para fortalecer procesos de desarrollo rural comarcales en los que los municipios deben recuperar la iniciativa para fortalecer la ganadería apostando por una nueva estructuración del sacrificio animal. Como nos recordaba la Confederation Paysanne (Francia) en su comunicado, revitalizar el sacrificio local y permitir a la parte productora que puedan mantener sus animales y la actividad ganadera es una necesidad social, ética y económica.