Las elecciones sindicales agrarias de este mes en Francia hacen que el arranque del nuevo año sea especialmente intenso. Las movilizaciones de estas semanas hay que contextualizarlas en este proceso electoral, en el que la Coordination Rurale (CR) trata de radicalizar su mensaje ultraliberal con el objetivo de atraer votos que históricamente han ido hacia el sindicato mayoritario FNSA. Será importante el resultado que obtenga nuestra organización aliada Confederation Paysanne (CP) cara al contexto europeo; y especialmente significativo será el resultado que obtenga nuestro sindicato hermano ELB en Iparralde. Seguir manteniendo la mayoría no va a ser sencillo, pero ése es el reto.

La representatividad del sector agrario descansa en las organizaciones sindicales, y es importante insistir en esta cuestión en un contexto en el que proliferan agrupaciones creadas a golpe de whatsapp. Se autoproclaman representantes de todo, pero sobre todo lo que les mueve son los intereses corporativos e individuales.

«El rechazo al acuerdo de la UE con Mercosur junto con los anteriores acuerdos de libre comercio con Marruecos y Nueva Zelanda está concentrando la reivindicación central de las últimas movilizaciones en el marco europeo. La alimentación siempre ha sido moneda de cambio en todos estos acuerdos, provocando bajadas y crisis de precios en las producciones locales»

En este ejemplar de ETXALDE reproducimos un artículo de opinión de Olivier De Schutter (iPES FOOD) en el que describe de manera muy pedagógica la dirección de las decisiones a tomar. Es muy posible que el contexto de elecciones de febrero en Alemania albergue movilizaciones agrarias, pero cada vez es más claro que las demandas deben ser más concretas. El rechazo al acuerdo de la UE con Mercosur junto con los anteriores acuerdos de libre comercio con Marruecos y Nueva Zelanda está concentrando la reivindicación central de las últimas movilizaciones en el marco europeo. La alimentación siempre ha sido moneda de cambio en todos estos acuerdos, provocando bajadas y crisis de precios en las producciones locales. Es un dato objetivo y sólo hay que repasar las consecuencias de estos acuerdos en las últimas tres décadas.

El Diálogo Estratégico sobre el futuro de la agricultura en la UE concluyó de manera clara que la transición hacia sistemas agroalimentarios más sostenibles tan sólo será posible si se garantiza un ingreso decente y estable a las pequeñas y medianas explotaciones y las/os trabajadoras/es agrícolas.

«Los acuerdos de libre comercio son incompatibles con una política de precios justos para la producción de alimentos y el relevo generacional, y las instituciones deben abordar este debate de manera urgente. El discurso de que todos los modelos de producción y sistemas alimentarios son compatibles no se sostiene»

El reciente acuerdo con Mercosur debe aprobarse en las instituciones europeas y tiene que ser ratificado por los estados. Somos conocedores de que el Estado español es muy amigo de estos acuerdos y que los gobiernos autonómicos de Gasteiz e Iruñea también son fans de las dinámicas exportadoras. Así lo atestiguan las declaraciones de la nueva consejera Amaia Barredo alabando las supuestas bondades del acuerdo de la UE con Mercosur, o las más recientes en la presentación de la Denominación de Origen Euskal Sagardoa (integra la producción del conjunto de Euskal Herria) haciendo apología de la experiencia exportadora de sidra a Japón.

Los acuerdos de libre comercio son incompatibles con una política de precios justos para la producción de alimentos y el relevo generacional, y las instituciones deben abordar este debate de manera urgente. El discurso de que todos los modelos de producción y sistemas alimentarios son compatibles no se sostiene.

«El 2025 toca focalizar nuestras demandas en el rechazo a los acuerdos de libre comercio, recuperar la reivindicación de que la alimentación es un derecho y no una mercancía, e intensificar las dinámicas y propuestas en favor de sistemas alimentarios locales y más sostenibles»

El 2025 toca focalizar nuestras demandas en el rechazo a los acuerdos de libre comercio, recuperar la reivindicación de que la alimentación es un derecho y no una mercancía, e intensificar las dinámicas y propuestas en favor de sistemas alimentarios locales y más sostenibles. Las movilizaciones deben ser parte de esa agenda y las organizaciones agrarias tenemos la responsabilidad de acertar con nuestros mensajes para profundizar y acelerar las dinámicas de cambio hacia un modelo de desarrollo sostenible y la soberanía alimentaria.

URTE BERRI ON eta besarkada goxo bat Palestinarantz.