Amnistía Internacional: «4 grandes bulos sobre cambio climático: desenmascarando las mentiras»
En plena ola de calor y temperaturas extremas, desmentimos 4 bulos comunes sobre el cambio climático. A medida que las temperaturas suben y los efectos del calentamiento global se vuelven innegables, es crucial aclarar la verdad y promover acciones urgentes basadas en evidencia científica.
[Amnistía Internacional]Las olas de calor son una de las consecuencias directas del cambio climático. En ellas se alcanzan temperaturas muy altas. Aunque no hay una definición única, para la Agencia Estatal de Metodología, así como para otros organismos, son “un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del período 1971-2000”.
Alcanzar temperaturas extremas tiene consecuencias directas y negativas sobre los derechos humanos de las personas a la salud, la vida, la vivienda, el agua y la alimentación, entre otros, y afectan desproporcionadamente a las mujeres y a grupos y pueblos en situación de mayor vulnerabilidad, como menores, personas mayores, pueblos indígenas, minorías, migrantes, personas con discapacidad… entre otras. De hecho, para la Agencia Europea de Medioambiente “las olas de calor son la mayor amenaza sanitaria directa relacionada con el clima para la población europea”.
Actualmente, pese a la evidencia científica de la relación entre el cambio climático y las acciones del ser humano, hay una serie de argumentos utilizados para señalar que las consecuencias del cambio climático, en este caso en relación con las olas de calor, no son para tanto o que son algo normal. Traemos algunas de esas frases y datos para contrarrestarlos. Desmontamos los bulos.
«Durante 13 meses consecutivos (junio de 2023 a junio de 2024) se han superado todos los récords de temperatura global»
Bulo número 1: “Siempre ha hecho calor”
A nivel global nos encontramos que desde julio de 2023 hasta junio de 2024 se ha superado en 1,5ºC el nivel de temperatura preindustrial para cada uno de dichos meses, lo que suponen 12 meses seguidos por 1,5ºC más de media. Además, durante 13 meses consecutivos (junio de 2023 a junio de 2024) se han superado todos los récords de temperatura global, situando al pasado mes de junio como el segundo más caliente, sólo por detrás de junio de 2022.
En Europa, 2023 fue el segundo año más cálido, con 1,02°C por encima del promedio de 1991-2020. Mayo de 2024 se ha convertido en el tercero más cálido, colocándose 0,88ºC por encima de la media 1991-2020 de ese mes, y junio de 2024 con 1,57ºC por encima de la media para el mismo período de tiempo, es el segundo más cálido en Europa.
El clima en el Estado español reproduce esa tendencia. En los últimos años el país ha sufrido un gran incremento de las temperaturas. El año 2022 -con una temperatura media de 15.4°C, 1.6°C por encima del promedio anual normal- fue el año más cálido desde 1961. En ese año, con más días con ola de calor desde 1950, se registraron 35 récords diarios de temperaturas altas que es siete veces el valor esperable según el modelo teórico de la AEMET.
«El año 2022, con más días con ola de calor desde 1950, se registraron 35 récords diarios de temperaturas altas»
Las temperaturas más elevadas de 2022 se observaron durante la ola de calor de julio, llegando a los 46 °C registrados en Morón de la Frontera, los 45.1°C en Murcia y Alcantarilla/base aérea y los 44.8°C en el aeropuerto de Sevilla. En julio de 2023, también se alcanzaron récords como el de Figueres (Cataluña) que superó los 45º, representando la temperatura más alta alcanzada en la parte norte del país hasta ahora.
El año 2023 tuvo carácter extremadamente cálido, con una temperatura media sobre la España peninsular de 1,3°C por encima de la media respecto al periodo de 1991 a 2020. Fue el segundo año más cálido desde el comienzo de la serie en 1961, por detrás tan solo de 2022, que resultó 0,2°C más cálido que 2023, y resultó el sexto más seco. En el período comprendido entre el 1 de marzo de 2024 y el 31 de mayo de 2024 se registraron temperaturas más altas que las del período de referencia 1991-2020. Así, en la zona peninsular hubo una anomalía de incremento de 0,7ºC, en las Islas Baleares de 0,8ºC y en las Islas Canarias 1,3ºC.
Bulo número 2: “Siempre ha habido incendios”
El cambio climático también está empeorando la magnitud de los incendios forestales en todo el mundo, ya que el aumento de las temperaturas provoca mayor riesgo de incendios y más destructivos.
«En 2022 se quemaron en el Estado español 306.555 hectáreas con 493 incendios, un 363,96% más que en 2021, representando el 40% del total de la Unión Europea»
Así, en el Estado español, las olas de calor sumadas a las condiciones de sequía a largo plazo, agravaron el peligro de incendios en el país. En 2022 se quemaron 306.555 hectáreas con 493 incendios, un 363,96% más que en 2021, representando el 40% del total de la Unión Europea.Estos incendios dieron lugar en 2022 a las emisiones más altas estimadas entre junio y agosto para España en los 20 años del Global Fire Assimilation System (GFAS).
De enero a junio de 2023 se han quemado 66.216 hectáreas con 324 incendios, siendo al final del año un total de 89.068,33 hectáreas las que se quemaron a través de 7.700 incendios. Los datos de 2023 colocan a España como el tercer Estado europeo con más superficie forestal quemada, sólo precedido por Grecia (174.773 hectáreas) e Italia (97.595 hectáreas).
Bulo número 3: “Las muertes no están relacionadas”
El derecho a la vida puede verse comprometido cuando el calor extremo y las olas de calor provocan muertes relacionadas con el calor. El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha subrayado que los Estados tienen la obligación de respetar y proteger el derecho a la vida frente a amenazas razonablemente previsibles y situaciones potencialmente mortales, incluidos los efectos adversos del cambio climático.
«El exceso de mortalidad por todas las causas atribuibles a excesos de temperatura del 1 de junio a 30 de septiembre de 2022 fue de 4.813 fallecimientos»
En España, el exceso de mortalidad por todas las causas atribuibles a excesos de temperatura del 1 de junio a 30 de septiembre de 2022 fue de 4.813 fallecimientos, y del 1 de junio al 30 de septiembre de 2023 hubo 3.005 fallecimientos. Las CCAA con más muertes el 2023 fueron la comunidad autónoma de Madrid con 409, Andalucía con 397, Galicia con 317 y Comunidad Valenciana con 306. Hay estudios que señalan que las mujeres corren más riesgo de morir en caso de calor extremo que los hombres.
Asimismo, y según datos publicados en 2022 por la Agencia Europea de Medioambiente en España se han producido 33.200 muertes prematuras atribuibles a la contaminación, debidas a exposición a partículas finas (PM2,5), ozono (O3) y dióxido de nitrógeno (NO2). 25.500; 1.800 y 5.900 fallecimientos respectivamente. En la primera década de este siglo la contaminación del aire causó la muerte a 93.000 personas en España, según datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
Las partículas finas (PM2,5) descritas anteriormente como las procedentes de la quema de combustibles fósiles son las que afectan de manera más grave al organismo. Entre los efectos adversos para la salud de estas partículas se encuentran la mortalidad (general y por causas cardiovasculares y respiratorias), los impactos sobre el nacimiento (partos prematuros, bajo peso de nacimiento y otras complicaciones), el Alzheimer y el desarrollo cognitivo.
Bulo número 4: "Las emisiones ya se han reducido lo suficiente"
Otro aspecto relacionado con el cambio climático es la contaminación. Según la OMS, más del 90% de la población mundial respira niveles insalubres de contaminación atmosférica, en gran parte derivados de la quema de combustibles fósiles que impulsan el cambio climático.
«Durante el año 2021, las emisiones totales de gases de efecto invernadero en el Estado fueron de un 6,1% más respecto a las emisiones estimadas para el año 2020»
La Unión Europea adoptó en diciembre de 2020 un acuerdo por el cual se reducirán las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% con respecto a los niveles de 1990 para 2030, logrando en 2050 la neutralidad climática. El objetivo vinculante que marca la Unión Europea para España de reducción de emisiones para 2030 respecto de los niveles de 2005 es del 37,7%.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 marca como objetivo de reducción de emisiones del 22,88% respecto de 1990 muy alejado del compromiso de la Unión Europea del 55%. Y el borrador actual del Plan marca como objetivo el 32%.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advirtió ya en 2019 de que, a menos que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero disminuyan un 7,6% cada año entre 2020 y 2030, el mundo perderá la oportunidad de encaminarse hacia el objetivo de 1,5ºC de temperatura del Acuerdo de París.
Sin embargo, durante el año 2021, las emisiones totales de gases de efecto invernadero en España fueron de 288.847,8 kilotoneladas de CO2 equivalente, un 6,1% más respecto a las emisiones estimadas para el año 2020. En 2022, se estima que fueron de 293,8 millones de toneladas de CO2 equivalente, lo que supone un aumento del 1,7% respecto a 2021. En 2022 los sectores con más nivel de emisiones fueron el transporte (30,4%), las actividades industriales (19%), la generación de electricidad (15,2%) y el sector agrario (11%). La mayoría de los sectores experimentaron un incremento de las emisiones.
Peticiones
- Elevar la ambición climática del 23% actual de reducción de emisiones para 2030 establecido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) respecto a 1990 al 55%, asegurándose de que las medidas asociadas se toman garantizando los derechos humanos de todas las personas.
- Eliminar las subvenciones directas e indirectas a los combustibles fósiles.
- Evaluar los planes nacionales y de las CCAA sobre actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud y las medidas de prevención de riesgos laborales para analizar su efectividad con respecto a las personas en situación de mayor vulnerabilidad.
- Garantizar que las personas tengan acceso a electricidad asequible, agua y acceso a otros mecanismos de refrigeración, según sea necesario, cuestiones que hacen referencia a determinantes sociales de la salud y que ayudan a hacer frente al calor.
- Investigar e invertir en medidas que contribuyan a reducir las temperaturas en zonas vulnerables al calor extremo, incluido el aumento de la cubierta vegetal y la restauración de bosques y ecosistemas degradados.
- Incrementar la inversión en los sistemas nacionales de salud, de manera especial en la atención primaria, alcanzando la cifra del 25% con la finalidad de reforzar las plantillas de la atención primaria e incrementar la inversión en infraestructuras y recursos materiales en los centros de atención primaria.