Ese ha sido el lema del 8 de marzo de este año, y desde Etxalde hemos queridop hacer nuestro ese lema.

En los últimos años estamos viendo que hay un nuevo orden en el mundo; cuatro hombres blancos fascistas han tomado el control del mundo y están imponiendo todo su ideario, mandando en las economías del mundo y en la vida de las personas.
Vemos cómo nos quieren imponer un aumento del gasto en armamento para financiar guerras y genocidios, como es el caso de Palestina. Estamos viendo el genocidio directamente desde Europa y nuestros gobiernos no tienen voluntad política de hacer nada, mientras los palestinos se están quedando sin tierra, ni siquiera para producir alimentos o cuidar ganado.
El odio a las personas migradas y racializadas predomina en sus discursos y ni qué decir tiene con cualquier identidad que suponga diversidad. La única legítima para ellos es la familia tradicional, blanca y heterosexual.
Han creado una guerra comercial terrible, con bloqueos, aranceles y tratados de libre comercio. Todo ello supone una pérdida de soberanía que afecta sobre todo a las clases más bajas, dificultando el acceso a una alimentación sana y local.
«Han creado una guerra comercial terrible, con bloqueos, aranceles y tratados de libre comercio. Todo ello supone una pérdida de soberanía que afecta sobre todo a las clases más bajas, dificultando el acceso a una alimentación sana y local»
Dicen que apoyan la soberanía alimentaria, pero su visión es totalmente imperialista: «Yo sólo apoyo la mía, pero quiero dedicarme a exportar y no me importa destruir las economías de otros territorios».
Son los principales promotores del modelo agroindustrial de producción de alimentos, en el que predominan el petróleo, los fertilizantes químicos, los biocidas y los pesticidas, manteniendo así sus negocios.
Para hacer frente a esta situación, el movimiento feminista nos dice que necesitamos valentía y alianzas feministas y nosotras nos sumamos a esta reflexión.
Nosotras seguiremos defendiendo la tierra, cuidando nuestros sistemas de alimentación y relocalizando los sistemas de alimentación. Producir aquí y consumir aquí es uno de nuestros lemas, y para lograrlo las alianzas son imprescindibles. Necesitamos grandes consensos para esto, y también entender esta reivindicación como un proceso.
«Nosotras seguiremos defendiendo la tierra, cuidando nuestros sistemas de alimentación y relocalizando los sistemas de alimentación. Producir aquí y consumir aquí es uno de nuestros lemas, y para lograrlo las alianzas son imprescindibles. Necesitamos grandes consensos para esto, y también entender esta reivindicación como un proceso»
Necesitamos políticas públicas centradas en la alimentación local, y para ello tendremos que incidir desde el consumo en nuestros diferentes gobiernos. Porque el consumo puede ser una herramienta transformadora si nos organizamos en la misma dirección.
El movimiento feminista lucha por un mundo mejor, más justo, para que no se discrimine en ningún sitio ni a nadie. Nuestra lucha también busca lo mismo, aunque nosotras actuamos desde la tierra, no sólo buscamos la mejora de nuestros derechos laborales; buscamos un mundo mejor para todos, otra forma de relacionarnos con los animales y la tierra, y nuestro objetivo es que todas las personas coman sano.
«El movimiento feminista lucha por un mundo mejor, más justo (...). Nuestra lucha también busca lo mismo, aunque nosotras actuamos desde la tierra: buscamos un mundo mejor para todos, otra forma de relacionarnos con los animales y la tierra, y nuestro objetivo es que todas las personas coman sano»
Por todo ello somos compañeras de viaje y lo seguiremos siendo; porque, en este embate del fascismo, es imprescindible sumar y construir juntas. Profundizando en el camino, uniendo mucho, escuchando y aprendiendo entre nosotras, por un mundo mejor. Gora borroka baserritarra eta gora borroka feminista!