Ahora que se ha abierto un «proceso de escucha activa», también es el momento de las proposiciones en positivo. Haber pretendido forzar el candado de la Reserva de la Biosfera a toda costa ha llevado a un serio conflicto. Alguien calculó mal, y parece que empecinarse es peor. Mejor un giro. Y hay que ayudar a que los agentes puedan salir con cierta dignidad del embrollo y que todos y todas salgamos ganando, evitando prolongar este choque de trenes.
Por la parte institucional parece pasarse del modo «oídos sordos» al modo «escucha» en el tema del Guggenheim Urdaibai (GGU). Pero, dadas las explicaciones, quien escuchará es la consultora Agirre Lehendakari Center, pero no hay compromiso institucional con el resultado final. O sea, no equivale ni a codecisión ni a mediación ni a deliberación. Y es posible –sin contradecir el mandato contenido en el «Argumentario Guggenheim Urdaibai»− que el proceso acabe, ya sea con una escucha institucional de las de «entra por un oído y sale por el otro», ya sea −y si hay presión− con alguna alteración puntual o sustancial del proyecto.
Cuestiones de criterio
La primera cuestión es de criterio. ¿Las instituciones deben ser las embajadoras de la expansión de una marca transnacional o deberían empezar la reflexión preguntándose sobre las necesidades museísticas del país –un país en construcción cultural y nacional− y sobre los museos que tiene pendientes?
«Antes de duplicar una misma marca en forma de trillizos (Bilbao, Gernika y Murueta) hay, al menos, dos tipos de museos previos necesarios, pendientes y esbozados desde hace tiempo: un Museo de la Historia y de la Sociedad Vasca (...) y un Museo de la Industria y la Tecnología»
Antes de duplicar una misma marca en forma de trillizos (Bilbao, Gernika y Murueta) hay, al menos, dos tipos de museos previos necesarios, pendientes y esbozados desde hace tiempo: un Museo de la Historia y de la Sociedad Vasca (un mix del Museo de la Civilización de Quebec y Museo de la Historia de Catalunya) muy necesario para la reflexión colectiva y para la transmisión escolar, y para el que hay un borrador de proyecto desde hace 20 años, pudiendo ser Gernika-Dalia, Bermeo o Bilbao buenas ubicaciones; y un Museo de la Industria y la Tecnología, como reconocimiento a nuestro pasado y presente industrial, combinado con la reflexión sobre el futuro tecnológico, y para lo que también hay una propuesta parcial en un cajón, para el emblemático Molinos Vascos en Zorrotza.
La segunda pregunta a hacerse es que, siendo razonable que se pueda ampliar el GGU, ¿por qué se eligió «arte y naturaleza» como eje de la discontinuidad respecto al museo matriz de Bilbao? En ese caso, ¿por qué no ubicarlo en Bilbao (Artxanda, Kobetas o Arraiz) que no tienen problemas de calificación, como, en cambio, sí tiene, y muy serio, una Reserva de la Biosfera, muy protegida por ley y que UNESCO nos encomendó cuidar en nombre de la Humanidad? ¿Y por qué no en la excentral nuclear de Lemoiz, donde hay un edificio emblemático, vacío, desperdiciado, de propiedad pública, carísimo, pagado y en un entorno maravilloso?
«¿Por qué no ubicarlo en Bilbao (Artxanda, Kobetas o Arraiz) que no tienen problemas de calificación, como, en cambio, sí tiene, y muy serio, una Reserva de la Biosfera, muy protegida por ley y que UNESCO nos encomendó cuidar en nombre de la Humanidad? ¿Y por qué no en la excentral nuclear de Lemoiz, donde hay un edificio emblemático, vacío, desperdiciado, de propiedad pública, carísimo, pagado y en un entorno maravilloso?»
La tercera cuestión: ¿Y para Busturialdea por qué no cambiar de temática, buscando una que sea necesaria, que no dañe una Zona Núcleo de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai (RBU) y no sea conflictiva?
Recuérdese que Astilleros de Murueta sí está en el centro, en la «Zona Núcleo» de la RBU, en la que están vetadas las actuaciones, salvo por fuerza mayor, que no es el caso. En cambio, Dalia-Gernika está fuera de la RBU y de la ordenación de su Plan Rector de Uso y Gestión. Ni siquiera está en la zona de Protección de Núcleo ni en «Zona de transición».
Es decir, se deben recuperar los espacios de Murueta y Dalia conforme al espíritu de esos lugares: uno para devolverlo a la marisma tras haberse hollado por una industrialización sin miramientos, y el otro para sustituirlo por alguna actividad urbana no contaminante.
Un GG 2 solo en Dalia-Gernika y de arte vasco contemporáneo
En mi opinión, de hacerse, se debería habilitar un solo emplazamiento, en Dalia-Gernika, para construir un museo pequeño GG 2, y dejar en paz a Murueta y el estuario, tras restaurarlos.
«En mi opinión, de hacerse, se debería habilitar un solo emplazamiento, en Dalia-Gernika, para construir un museo pequeño GG 2, y dejar en paz a Murueta y el estuario, tras restaurarlos»
Sin embargo, no tendría sentido en Dalia, en zona urbana, un museo sobre arte y naturaleza. Esos museos necesitan paisaje, como el Louisiana en Dinamarca, el Instituto Inhotim en Brasil, el Hakone en Japon o el Middelheim en Amberes. Y más si quisiera tener trazas de land art o pretendiera interacciones con el público visitante. Un museo de cuadros, instalaciones y esculturas no encaja con el propósito de arte y naturaleza.
En concreto, podría ser razonable dedicarlo al arte vasco contemporáneo, o mejor, a artistas vascos contemporáneos, muy a tono con lo que simboliza Gernika por partida triple: cultura vasca, libertades y paz.
Ya se dispone –en propiedad vasca− en los fondos del Museo GG de Bilbao −gracias al segundo contrato, más abierto, con la Fundación de Nueva York− de una buena colección propia: Chillida, Oteiza, Basterretxea, Iglesias, Lazkano, Badiola, Manu Arregui, Ibon Aranberri, Esther Ferrer, Iñaki Garmendia, Prudencio Irazabal, Pello Irazu, Koldobika Jauregi, Abigail Lazkoz, Maider Lopez, Erlea Maneros, Aitor Ortiz, Asier Mendizabal, Juan Luis Moraza, Itziar Okariz, Juan Pérez Agirregoikoa, Javier Pérez, Sergio Prego, Ixona Sadaba, Xabier Salaburu, Darío Urzay. Cabría exponer en partes, en expo permanente, complementada con expos itinerantes temáticas de nuevo arte vasco de la máxima calidad, logrando un impulso a nuestro arte del presente como contribución de la marca GG al mismo.
«¿No sería razonable que se exigiera a la Fundación dar un empujón promocional a la internacionalización de obra vasca, solo de primerísima calidad, aprovechando la colección propia y realimentando su fondo y la creación de un museo local dedicado a ella?»
Dado el emplazamiento en Gernika, ciudad de la paz, podría completarse con expos temporales internacionales relativas a la paz (guerra, conflicto)...
En agradecimiento a que la Fundación GG Bilbao (o sea las instituciones) haya ido comprando obra de los artistas de la cuadra neoyorkina del museo −más que obra europea al principio− y haya mostrado −valorizándolos y pagando por las expos− reiteradamente obra de los fondos de GG Nueva York, ¿no sería razonable que se exigiera a la Fundación dar un empujón promocional a la internacionalización de obra vasca, solo de primerísima calidad, aprovechando la colección propia y realimentando su fondo y la creación de un museo local dedicado a ella?
Esta opción nos evitaría todo este impacto medioambiental y un drama sociopolítico, pasando a debate público solo ventajas y desventajas, riesgos y oportunidades, del proyecto, ahorrándonos, incluso, hasta el otro debate, el de la «colonización cultural» porque la Fundación GG sí estaría, en este caso, contribuyendo a poner en el mapa a nuestros creadores. No habría conflicto. Habría un GG sí, pero sin afectar a la RBU y sobre una temática necesaria y compartida como el arte propio contemporáneo, sin las deseconomías externas del turismo masivo.
¿Obtendría la venia de GG Nueva York? Como asesoraría para garantizar la calidad de la colección y de las expos, a tono con el prestigio de la institución, no tendría por qué oponerse, habida cuenta que sus rentas estarían aseguradas.
«El GG de Gehry puso Bilbao en el mapa universal, cierto, pero como retorno –eso no se suele mencionar− la Fundación Nueva York renovó su prestigio en el mundo gracias al Museo GG de Bilbao, y obtuvo rentas durante todo ese periodo que han salvado a la institución. Bilbao tiene más visitantes y rentas que Nueva York. Todos ganando»
El GG de Gehry puso Bilbao en el mapa universal, cierto, pero como retorno –eso no se suele mencionar− la Fundación Nueva York renovó su prestigio en el mundo gracias al Museo GG de Bilbao, y obtuvo rentas durante todo ese periodo que han salvado a la institución. Bilbao tiene más visitantes y rentas que Nueva York. Todos ganando.
Recordemos también que Gernika es un valor universal gracias a Picasso, el Árbol y la Casa de Juntas. Está en el mapa de los imaginarios del mundo. Es la Fundación la que se beneficiaría del mix simbólico añadido. Además, sería paralelo a la renovación del temático (no artístico) Museo de la Paz –decidido por el Gobierno Urkullu− a emplazar junto a la Casa de Juntas.
Entonces, ¿por qué no poner a los artistas vascos contemporáneos en el mapamundi artístico? Lo local dialogando con lo universal, y lo local en lo global, en esta era de reconocimiento y peligro para la diversidad. Creo que tiene sentido.