Me sorprende el tema del proyecto Guggenheim en Urdaibai. Aunque las instituciones públicas dicen que no hay proyectos y que van a hacer un ejercicio de escucha, en el menú de la web del Museo Guggenheim de Bilbao se puede elegir la pestaña denominada Proyecto de ampliación en Urdaibai.

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berria]
No entiendo bien cómo un proyecto que no tiene una institución supuestamente democrática elegida por todos puede estar expuesto en la web de una fundación semipública. ¿Está por encima del Gobierno Vasco, de la Diputación Foral de Bizkaia y de otras instituciones? ¿O conocen el proyecto que no está en manos de los ciudadanos o que no conocemos?
De hecho, en ningún apartado de la información facilitada por el Guggenheim se indica que se trate de un proyecto hipotético o pendiente de aprobación por parte de los gobiernos/ciudadanos. Si estamos hablando de transparencia en la gobernanza, la única institución que está presentando el tema de forma transparente es el Guggenheim de Bilbao.
Parece que el juego se va aclarando. Crear confusión es la intención de las instituciones públicas que quieren impulsar el proyecto, ganar tiempo y difundir palabras mágicas que han calado hasta el cerebro de la gente: ecología, sostenibilidad, tecnología, etcétera. El objetivo de la información que ofrece el museo es relacionar estas palabras con el proyecto de Urdaibai. Me parece que el museo, con dinero y recursos (en gran parte públicos, es decir, pagados por todos), está haciendo un juego sucio. El proyecto es controvertido, pero los críticos por diferentes motivos no pueden utilizar esos recursos públicos para hacer frente al proyecto. Ahí se pierde la base de la igualdad que la democracia tiene por sí misma.
«No entiendo bien cómo una institución supuestamente democrática elegida por todos no tiene un proyecto que sí está disponible en la web de una fundación semipública»
Por otra parte, no es lícito por parte de las instituciones mentir diciendo que no hay proyecto y que no lo podemos discutir, cuando en una web podemos leer con mucha precisión que el nuevo museo tendrá dos sedes, o cuando podemos ver en un mapa cuáles serán los caminos que lo unirán. Junto a ello, se mencionan 11 criterios que ha seguido el proyecto de cuidado del entorno, por lo que es difícil entender cómo se puede decir que no hay proyecto. Eso sí, se olvidan de escribir que el turismo es una de las actuaciones económicas más contaminantes porque la huella de carbono de los movimientos del millón trescientos mil visitantes del museo bilbaíno del año anterior no se explica en absoluto en la sección denominada sostenibilidad ambiental de la web.
Para terminar, si hay que debatir el proyecto, pediría que se tengan en cuenta todas las opiniones y se empiecen por el mismo punto de partida; si además es un proyecto artístico, que se tengan en cuenta las voces del mundo artístico; que se escuchen las opiniones de los expertos en el tema, que se respeten los derechos de los habitantes de la comarca; y, por último, que no tengamos la sensación de que nos están tomando el pelo de nuevo desde las instituciones; estamos acostumbrados, pero ya vale.