Greenpeace: «El acuerdo UE-Mercosur es malo para la agricultura, las personas y el planeta»

En las últimas semanas, agricultores de Bélgica, Polonia y Francia han tomado las calles de París, Bruselas y decenas de otras ciudades. Con tractores y estiércol, expresaron su firme oposición al anuncio de la finalización de las negociaciones del acuerdo comercial entre la UE y los países que forman el Mercosur: Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Mientras, en el Estado español, se han anunciado manifestaciones de las principales organizaciones agrarias. Este acuerdo UE-Mercosur es malo para la agricultura, las personas y el planeta.

Greenpeace - No al tratado UE-Mercosur

[Greenpeace]

Los agricultores y ganaderos son uno de los sectores que más se oponen a este acuerdo de libre comercio. Muchos de ellos están preocupados por el impacto que tendría en sus medios de subsistencia. Y tienen razón. Por eso desde Greenpeace hemos luchado durante años contra este tratado comercial tan dañino para los agricultores. De hecho, en diciembre de 2017 Greenpeace filtró los documentos de esta negociación a puerta cerrada, poniendo en evidencia que las negociaciones no estaban teniendo en cuenta los compromisos internacionales en materia de medio ambiente, condiciones laborales y derechos humanos.

Un sistema estructuralmente injusto

La mayoría de los agricultores de la UE, muchos de los cuales son pequeñas y medianas explotaciones, tienen dificultades para sacar sus producciones adelante. Ellos y ellas deberían ser la prioridad y la columna vertebral de la agricultura europea. Pero como operan en un sistema estructuralmente injusto, cientos de ellos están cerrando sus granjas y negocios cada día.

Estos agricultores se ven presionados por las empresas agroquímicas, alimentarias y distribuidoras, que les cobran precios elevados por los insumos que necesitan las explotaciones, mientras que les pagan una miseria por sus productos. Además, carecen de acceso a la financiación, ya que son las grandes explotaciones agrícolas las que acaparan la mayor parte de la financiación pública y privada.

Así que no es de extrañar que los agricultores no quieran la competencia desleal y los dobles estándares a la que les expondría el acuerdo comercial UE-Mercosur.

Carne por plaguicidas

Según el acuerdo, la UE aumentaría las importaciones de carne de vacuno, aves de corral, azúcar, miel y otros productos agrícolas procedentes de Sudamérica, a cambio de más exportaciones comunitarias de automóviles, productos químicos y farmacéuticos, (plaguicidas entre ellos) y plásticos.

El acuerdo sirve claramente a los intereses de las grandes empresas agroalimentarias, y podría ser la gota que colma el vaso a la ya precaria situación de los pequeños y medianos productores de alimentos en Europa.

La UE ya importa carne de vacuno y piensos de Mercosur, y esto podría aumentar significativamente con el acuerdo UE-Mercosur: 99.000 toneladas más de carne de vacuno, 180.000 toneladas de aves de corral, 190.000 toneladas de azúcar, 1 millón de toneladas de maíz cada año. Si esto pasa, el destructivo modelo de agricultura y ganadería industriales se verá reforzado en ambos lados del Atlántico.

La normativa del bloque sudamericano difiere de la UE en ámbitos fundamentales como los plaguicidas, los antibióticos y el bienestar animal. Por ejemplo, muchos plaguicidas prohibidos en la UE siguen utilizándose ampliamente en la agricultura industrial brasileña, y una auditoría oficial demostró recientemente que Brasil no puede garantizar que sus exportaciones de carne estén libres de hormonas nocivas que la UE prohíbe.

Las pequeñas y medianas explotaciones europeas se verán así expuestas a una competencia desleal por el acuerdo UE-Mercosur, perjudicadas por las importaciones de productos baratos y a veces tóxicas de los gigantes de la agricultura y ganadería industrial.

Destrucción de ecosistemas

El acuerdo también alimentará la destrucción de valiosos ecosistemas. Cada día, los bosques de la región del Chaco de Argentina y Paraguay, o la selva amazónica, la sabana del Cerrado o el Pantanal en Brasil son sustituidos por pastos para el ganado y al cultivo de soja. Directa e indirectamente, este acuerdo impulsará la destrucción de la naturaleza en Sudamérica. Sus disposiciones medioambientales son débiles y el aumento de las exportaciones agrícolas es muy alarmante. Paralelamente, la UE ha estado tomando medidas para retrasar la tan necesaria regulación de las materias primas con riesgo de deforestación.

Entonces, ¿para quién es bueno este acuerdo? Está claro que no es para la mayoría de los agricultores europeos. Por el contrario, está hecho a la medida de los deseos de la agroindustria global orientada a la exportación, por un lado, y de la industria automovilística y química alemana, por otro. Estas poderosas fuerzas se han alineado, en detrimento de los pequeños productores de alimentos, los agricultores sostenibles, los trabajadores agrícolas, los consumidores y los valiosos ecosistemas.

El Partido Popular Europeo, que cuenta con el apoyo del Gobierno español, es la principal fuerza política en Bruselas que impulsa la adopción de este injusto acuerdo comercial. Sin duda dirán que todo lo que hacen en Bruselas es para ayudar a los agricultores. Pero los agricultores están viendo su hipocresía. Luego echarán la culpa de los males del campo a ‘los ecologistas’, pero la cruda realidad es que una buena parte de los partidos políticos europeos vuelven a traicionar y castigar a los agricultores, una vez más.

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