En este texto intentaré resumir por qué considero que el movimiento social y ecologista debería tener también una posición clara a favor de las renovables a gran escala.
[naiz:]* Gorka Laurnaga es miembro de Jauzi Ekosoziala.
1. Estamos en contrarreloj climática: no pasar de 1,5 grados de subida, que es lo que nos han pedido los países del Sur Global. Bajar la mitad de las emisiones para 2030, cero netos para 2050, son nuestros hitos. Su dimensión es enorme, pero más terribles son las consecuencias de no hacerlo. Las tierras agrícolas productivas pueden bajar un 30% para 2050; en algunos escenarios, 1.200 millones de personas pueden ser refugiados climáticos. Estamos en una guerra climática y eso significa que se necesitan medidas drásticas y a gran escala inmediatamente.
2. Debemos extender las renovables a toda velocidad: en la CAPV la energía procedente de fotovoltaica y eólica no llega ni al 5%. Para cumplir los objetivos establecidos en Navarra para 2030, es necesario multiplicar por diez la potencia de fotovoltaica. Para hacernos una idea de la velocidad: en España (¡el quinto país del mundo en potencia!) en los últimos años se ha instalado 1 GW eólico cada año. Pero para alcanzar los objetivos de 2030 (aproximadamente el 20% de la energía renovable) ¡hay que multiplicar hasta por cuatro la velocidad de instalación! La situación de la CAPV es dramática: la energía procedente de la eólica ronda actualmente el 1,6%. Por lo tanto, cuando oímos que las eólicas "ni aquí ni en ningún sitio" o "bombardeo" o "amenaza", conviene situar en primer lugar nuestra situación: vivimos en pleno régimen fósil (más del 80% de nuestra energía es fósil).
3. Se están sustituyendo los fósiles: se ha dicho que las renovables se añaden al mix sin reemplazar nada y que, por tanto, son una farsa. Sin embargo, los datos muestran claramente lo contrario. En España, el carbón casi ha desaparecido de la electricidad: era el 35% en 2000 y ahora es el 1,5% (el próximo año se cerrarán las últimas centrales gracias a las renovables). Las emisiones del sector eléctrico han descendido un 30%. La de Alemania ha sido sorprendente: la nuclear ha bajado del 30% al 1,7% en dos décadas, mientras que la renovable ha subido del 6% al 52%. De momento, los pasos más reales que se están dando en la descarbonización se los debemos a las renovables.
4. Respuestas a medida, renovables a medida: si el cambio climático es un macro-problema, no se puede resolver con microrespuestas. Se utiliza despectivamente la etiqueta "macroproyecto" pero, por ejemplo, el Hospital de Cruces, ¿no es también un "macroproyecto"? Y es absolutamente necesario. Más que el tamaño, lo que importa es el valor social de los proyectos, y las renovables son fundamentales. También se ha dicho que hay alternativa: colocar placas fotovoltaicas en los tejados de las casas y en zonas antropizadas. Pero este micromodelo no es una alternativa, sino un añadido: la capacidad máxima de esta pequeña escala se sitúa por debajo o igual del 10% del consumo actual. En España, 6,5% (¡y hay más sol que en Euskal Herria!). A partir de ahí, las renovables a gran escala son absolutamente necesarias. Y hay otras razones: la velocidad de instalación, la complementariedad de las fuentes (en invierno se necesitan eólicas) o los costes económicos y materiales. Sin duda, también se necesitarán esas placas de las casas. La transición no es "empieza por los bidegorris y luego, cuando está todo hecho, empieza por el transporte público", no, hay que empujarlo todo lo antes posible.
5. Decrecimiento y renovables: es evidente que tenemos que dejar de lado el crecimiento y bajar nuestro consumo salvaje. Hay estudios que dicen que con la mitad de la energía se pueden conseguir vidas bastante dignas (¡o más dignas!). Eso es una cosa (un reto tremendo), y otra es decir que para lo otro basta con placas domésticas (eso da para la electricidad que se consume en casa; para encender la bombilla, pero no para hacerla). Esta cantidad de energía la consumíamos a principios del siglo XX (y con una población tres veces menor). Las renovables son necesarias, no para seguir con la lógica del crecimiento, sino para garantizar vidas dignas para todos: sanidad, trabajo, educación. Y sobre todo: ¿es realista plantearse que el descenso del 90% del consumo de energía se puede dar en unos pocos años, yendo todos a ecoaldeas? Jugar la descarbonización a esa apuesta es jugar al órdago con malas cartas. Tirar el caballo y el petróleo es el rey.
6. Reivindicar lo público sin bloquear la transición: si necesitamos una ampliación inmediata de las renovables para 2030 no parece que haya capacidad hoy por hoy -teniendo en cuenta presupuestos, tiempos, fuerza política y costes- para hacerlo públicamente al 100%. Por decirlo de alguna manera, si esperamos al socialismo para empezar con la transición, se nos quemará la casa. Tenemos que reivindicar lo público en voz alta (porque la penosa situación actual también es consecuencia de años de políticas neoliberales) pero sin bloquear todos los proyectos. La estrategia deberá ser asegurar que la transición se hace a tiempo, que lo público-comunitario ocupe cada vez más espacio, e intentar nacionalizar lo privado en función de futuras relaciones de poder. La condición mínima para hacer la revolución es tener un planeta.
7. Sin embargo, las renovables son un paso firme en la democratización: es un duro golpe para el statu quo fósil, y el del capital fósil es el régimen energético que ha hecho posible la mayor acumulación de la historia. Aumentan la soberanía porque la infraestructura se aloja en ella. Abren el abanico de proyectos público-comunitarios, siendo 0 la participación en el modelo fósil.
8. Grandes beneficios netos para el medio ambiente: el cambio climático es la amenaza real del medio ambiente. Las zonas con mayor biodiversidad se ven especialmente afectadas por el cambio y la minería fósil. Las renovables necesitan menos minerales (véase Hambach). También se ha visto que los parques fotovoltaicos pueden mejorar la biodiversidad y se está desarrollando la agrovoltaica. El 80-85% de una eólica es reciclable a día de hoy. Además, no hay que olvidar que los fósiles causan graves problemas de salud debido a la contaminación del aire, con notables diferencias de clase.
9. El problema de la agricultura no son las renovables: su ocupación real de la tierra es pequeña. En el Estado español, por ejemplo, las placas fotovoltaicas necesarias para realizar la transición completa ocuparían 270 mil ha (el 0,56% del terreno). Comparativamente, la agricultura no ecológica ocupa 21 millones de ha, actividad que en realidad yace en el suelo. El problema no son las "macrorenovables", sino las macropocilgas. Las primeros limpian el mundo, las segundas lo contrario.
10. La amenaza del paisaje es el clima: 1. Si nos preocupa el paisaje, tenemos muchas zonas de renaturalización desde nuestras calles (eliminando coches y carreteras) hasta los desiertos de eucaliptos. 2º. La amenaza del paisaje es la desertificación: en el Pirineo se ha perdido el noventa por ciento de los glaciares. 3º. El mundo no morirá porque sea feo, pero sí si tiene un aumento de temperatura de 6 grados.
En resumen, creo que las renovables son necesarias desde el punto de vista climático y que son mucho mejor que lo que tenemos desde el punto de vista social. El debate de proyectos concretos es complicado y creo que es legítima la preocupación y la crítica, y tratar de buscar alternativas mejores, pero creo que nuestra posición debe ser a favor en general; a favor en general, excepcionalmente en contra. La transición lenta es otra forma de perder.